Con esta iniciativa hacen frente al desafío del cambio climático, contribuyendo a mitigar sus efectos, enfocándose en respetar, cumplir y promover el uso de diferentes políticas sostenibles.
El cambio climático sin duda se ha transformado en un verdadero reto a nivel mundial, y que mantiene en muchos países, a diferentes organizaciones públicas y privadas trabajando conjuntamente para paliar sus efectos negativos. Y Miguel Torres Chile, empresa socia de CAMACOES, no es la excepción, ya que desde hace más de una década viene desplegando un conjunto de prácticas durante todo el proceso productivo de sus vinos, procurando mantener el cuidado por el medioambiente.
Una de estas acciones es la medición periódica de su huella de carbono, sistema que ciertamente se fundamenta en la importancia de reducir los impactos negativos que esta pudiese llegar a generar. Entre las formas más relevantes para medir la marca que una empresa genera en el medio ambiente, es calculando la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como el CO2 equivalente que produce en su operación, tanto en los propios procesos productivos, administrativos y el consumo de los suministros. También los de sus proveedores, además de todos los GEI producidos por el transporte de los bienes y servicios producidos hasta la llegada a los clientes.
Para contribuir a este logro, la bodega familiar del Valle de Curicó, ha elaborado un Plan de Reducción de Gases Efecto Invernadero, el que despliega diferentes acciones y metas de aquí al 2030, las que podrían generar una disminución cercana al 50%, desarrollando cambios significativos, desde el packaging hasta la incorporación de energías renovables año a año. También se abordarán fuentes de emisión como el uso de refrigerantes, fertilizantes y el transporte.
“Entre las principales medidas que nos ayudarán a lograr esta meta, están, por ejemplo, el seguir trabajando en la reducción del peso de las botellas que contienen nuestros vinos. También en el packaging, limitamos el uso de cajas de madera privilegiando la incorporación de cajas de cartón 100% recicladas, junto con la disminución de embalaje no imprescindible, como estuches y papel de seda. De igual manera, en bodega realizamos cambios en nuestro sistema de iluminación por luminarias led y reemplazamos equipos antiguos por nuevos de bajo consumo. Y en cuanto a la incorporación de energías sostenibles, instalamos paneles fotovoltaicos además de la permanente compra de energías renovables”, señala Jaime Valderrama, Director General de Miguel Torres Chile.
Es significativo indicar que para el cálculo de la huella de carbono Miguel Torres Chile generalmente considera tres fases: las emisiones que directamente produce la compañía, tanto por la gestión misma de la producción como por todas las acciones adicionales a ésta. También la equivalente a las emisiones producto del consumo de energía eléctrica, y por último, la correspondiente a todas las emisiones que se generan antes o después de sus procesos en relación a sus actividades asociadas a la elaboración de vinos.
Y dado que, “la participación de nuestros proveedores en nuestro inventario de GEI es muy alta, los invitaremos progresivamente a participar de este proyecto, para medir anualmente su huella de CO2, verificándola y generando planes de reducción realistas, pero a la vez exigentes, ya que la meta propuesta solo se podrá conseguir si todos trabajamos juntos”, agrega Valderrama.
Para la empresa es de mucha importancia trabajar en que la huella que se deja en el planeta sea cada día más pequeña, teniendo como foco conseguir algún día el concepto ideal de Carbono Neutral, es decir, que la ecuación entre Gases de Efecto Invernadero (GEI) generados y los mitigados, llegue a cero.